Eran las 8.45 horas de la mañana y Mercedes Orgaz López, de 25 años, que minutos antes había acudido a su trabajo en la empresa de patatas fritas Lahera, en Alesón, subió a la zona de aseo, en la primera planta de las instalaciones. En ese momento, el aceite de la freidora situada en la planta baja empezó a arder y las primeras llamas se convirtieron en apenas unos segundos en un infierno. Los compañeros de Mercedes intentaron en un primer momento apagar el fuego con los extintores, pero cuando vieron que no se podía hacer nada, desalojaron el lugar. Antes, avisaron a la joven. Le gritaron que saliera, que saliera corriendo, pero el espeso humo y las llamas que ya lo invadían todo impidieron que Mercedes salvara su vida.
Ya en el exterior, las escenas de dolor se sucedían. Sabían que la joven, que sólo llevaba dos meses trabajando en la fábrica de patatas fritas, seguía dentro. Los bomberos de Nájera apenas tardaron unos minutos, pero por Mercedes ya no se podía hacer nada, salvo sofocar el fuego -que ya se había extendido a la nave conexa- lo más rápidamente posible para acceder hasta la primera planta de la fábrica. La temperatura interior de las instalaciones superaba entonces los 700 grados. Los trabajadores de los negocios vecinos salían alarmados, mientras los familiares se acercaban con la incredulidad y la confusión en el rostro. Entre ellos, la madre de Mercedes que, destrozada, era atendida por los psicólogos de Cruz Roja en el exterior de la empresa colindante.